Carmen Arnau Muro es científica antropóloga, etnógrafa y geógrafa española de Toledo. La llaman “Mujer Don Quijote” a causa de sus veintidós expediciones y múltiples viajes en el transiberiano. La Sra. Arnau Muro ha concedido una entrevista especial para la Agencia Nacional de noticias de Uzbekistán – UzA.
– Señora Arnau Muro, muchas gracias por dar la entrevista especial para UzA. ¿Podría Usted contarnos sobre su trayectoria profesional? ¿Por qué antropología y geografía?
– Yo primero estudié dos años las bellas artes, pero luego me casé y después cuando retomé los estudios hice geografía e historia, y después hice antropología y el doctorado. Sobre todo a mí me interesan mucho los pueblos nómadas, bien sean de la Estepa y de la Tundra. Por eso cuando estaba preparando mi doctorado decidí ir a Siberia. Entonces, en España no había ninguna universidad que se ocupara de este tema, ni papeles, ni mapas. Y me fui en el año 1994 a Moscú para buscar información, mapas, pero no sabía a dónde ir. Luego fui a la Academia de Ciencias y pregunté por el Departamento de Antropología y Etnografía, y allí contacté un doctor especialista. Se extrañaron que una española quisiera investigar en Siberia y además ir sola. Yo he viajado siempre sola. Con esa información pues ya estuve preparando todo y en el año 1997 hice mi primera expedición y fui a la Taiga, viví seis semanas en la Taiga con los chorses, que es un pueblo turco-mongol que habita en de la Taiga en el sur de Siberia. Ahí estuve viviendo en la Taiga, en este momento no había carretera, sólo se podía ir en helicóptero o en canoa por el río. Me fascinó y me sorprendió que hubiera tanta diversidad de pueblos. Después, ya es claro, que he hecho 22 expediciones más en solitario, he trabajado con los diversos pueblos: altainos, jakasios, buriatos, evenkos, dolganes, yakutos. Nadie en el mundo ha hecho tantas expediciones diversas. Soy de la tierra de Don Quijote, todo es posible para nosotros.
– En los periódicos españoles como “El país”, “El Mundo” escriben de Usted como “La Mujer Don Quijote”...
– Bueno, sí, porque yo creo que los sueños se pueden hacer realidad, si tienes voluntad.
– Como sabemos Usted ha estado en 22 expediciones y ha reunido los objetos étnicos de los pueblos de Siberia y Asia Central. ¿Cuál es la causa de su interés a estos pueblos?
– Yo empecé por Siberia, pero luego bajando hacia abajo, hacia el sur. Y muchos de los pueblos que yo he trabajado son turco-mongoles de idioma turco. He pensado, al otro lado de la frontera también será así. Entonces me digo: “hay que trabajar también con Asia Central” y empecé trabajar con Asia Central. La colaboración con Asia Central empezó en Kazajstán. He hecho cinco viajes. Me han invitado a Congresos, conferencias y colaboraciones. Hemos realizado en nuestra Fundación en Toledo el primer Congreso de Cultura de Kazajstán.
– En una entrevista suya sobre Siberia ha dicho: “Salvaje es la palabra equivocada, es mejor decir "real, natural, intacto por manos humanas”. En su opinión, ¿la tierra pierde su realidad y naturalidad en el resultado de tacto por mano humana?
– Es lógico que las sociedades quieran progresar, y además está la globalización y la influencia de redes sociales, Internet. Todo esto ha cambiado el mundo. Las personas de diferentes culturas nos hemos hecho en parte más uniformes, y luego sobre todo, en las ciudades se pierde la naturaleza. Bueno, la ciudad es necesaria, pero yo, como etnográfica y antropóloga me gustaría que todo se conservara o por lo menos una parte y que se mantuviera porque la diversidad es una riqueza, la diversidad de lenguas es algo maravilloso. Siempre que se respeten mutuamente, sin imponer una sobre otra. Creo que entonces el mundo sea maravilloso y sobre todo los pueblos que viven en la naturaleza son mucho más respetuosos, no perjudican tanto al medioambiente, no son tan acaparadores. Respeto mucho a la gente que tiene la vida tan dura, por ejemplo, la Tundra, los criadores terrenos, la península de Yamal que nunca hay verano, siempre visten con pieles. La vida es muy dura y merece mucho respeto.
– En su entrevista anterior, Usted ha dicho que vivía en un clima muy frío, en una temperatura entre 40 y 45 grados bajo cero. Para una mujer española, quien no vivía en un clima tan duro, ¿no habían problemas con salud?
– Fue muy difícil. Por ejemplo, en uno de mis viajes a Yakutsk, cuando hacía de profesora visitante durante un mes, hacía menos de cuarenta grados durante todo el mes. Y en ese viaje me enfermé de neumonía. Pero me parece fascinante este frío, esa dureza del clima que te hace pensar lo vulnerable que somos las personas.
–¿Qué coincidencias ha visto Usted entre Uzbekistán y España?
– Yo solo he estado una semana, pero como tengo mucha experiencia de otros viajes expediciones, otros pueblos, pues uno con los años y la experiencia aprende a intuir y a valorar las cosas. Yo capto que tenemos en común: que somos abiertos, somos cálidos, amables, hospitalarios, y también alegres, nos gusta el baile y la música. Yo me siento aquí en Uzbekistán perfectamente como si me estuviera en mi casa. Tengo la ventaja que hablo ruso y me puedo también defender, no puedo aprender uzbeko, kazajo, porque es demasiado tarde para mi aprenderlos. Hablo siete idiomas: español, francés, alemán, inglés, italiano, catalán y ruso.
– Usted ha estado en las ciudades antiguas uzbekas, como Samarkanda, Bujará y Jivá. ¿Ha visto Usted los ejemplares etnográficos en estas ciudades?
– Claro, sobre todo en Jivá. Es muy interesante, muy presente, y muy vivo para mí, mi recuerdo nostálgico de la vida de desierto. Yo admiro mucho a los nómadas.
– Los turistas dicen que Samarkanda de Uzbekistán y Granada de España son muy parecidas. Me gustaría saber de su opinión como una científica.
– Hay algunas cosas que se parecen, pero no exactamente. Porque nosotros, España, hemos tenido unas influencias muy diversas. Tenemos una mezcla de varias culturas. Es una mezcla que también se refleja en todo en las costumbres, en la arquitectura y en la lengua. Tiene algo parecido entre ambos países, por ejemplo, como los mosaicos, y claro en España hay mucho mosaico, pero también ya desde los romanos.
–¿Qué planes tiene Usted para desarrollar la colaboración cultural entre Uzbekistán y España?
– Bueno, ya no puedo esperar más. Porque en mi etnomuseo en Toledo, que es de las viviendas originales, necesita la presencia de Uzbekistán. Porque, hasta ahora todo lo hago a través solo de fotos, de vídeos, de carteles, y eso no es bastante. Hay que traer a la gente de España a Uzbekistán. Estoy segura que gustaría muchísimo Uzbekistán a los españoles, si lo conocieran mejor. Tengo planes para la promoción de su país. Y he venido para saber si me ayudan a montar a una especie de fiesta de festival, dedicado únicamente a Uzbekistán, en el que podamos organizar en el museo al lado de las yurtas, del balagan, de las diferentes viviendas que tenemos. Organizar una muestra del folclore o exposiciones de artesanía o incluso de la pintura étnica que es muy bonita, un desfile de moda de trajes nacionales uzbekos que son tan vistos, tan bonitos. Eso sería bueno, porque el museo tiene mucho éxito. Hay que publicitarlo mucho, entonces cuando vengan al museo, pues yo personalmente les explico, porque no hay nada mejor propaganda que la que es la directa de una persona que lo conozca directamente. Por ejemplo, cuando abro el museo los sábados y domingos yo lo explico con cariño, con interés, con pasión. Entonces, la gente se interesa, porque sabe que en España poca gente ha ido a Siberia y después de visitar el etnomuseo muchos han hecho el transiberiano y han ido al Baikal. La gente que visita el museo descubre un país nuevo. Por eso creo que, sería muy útil mostrar la cultura uzbeka. También otra cosa, que sería buena, el construir una muestra de las técnicas de construcción, por ejemplo, una pequeña obra de adobe con una cúpula al estilo uzbeko.
– Muchas gracias por la entrevista y esperamos que la Fundación Carmen Arnau Muro tenga una cooperación fructífera con Uzbekistán.
Entrevistado por Makhfuza Artikova, UzA